AÑO DE LA PANDEMIA

La Floresta, Canelones, Uruguay, Mayo de 2020

Por Psicóloga Social Beatriz A. Herberth Ch.

 

“En tiempos de incertidumbre y desesperanza, es imprescindible gestar proyectos colectivos desde donde planificar la esperanza junto a otros”. Enrique Pichón Riviére

  • ¿Cuándo salgamos de este aislamiento/cuarentena, con qué nos vamos a encontrar?
  • ¿Qué y cómo podemos aportar al otro, desde nuestra profesión, nuestra mirada psicosocial, nuestra actitud?

Lo primero que notamos con gran intensidad fue el cambio en el lenguaje por parte de las autoridades en sus informes y comunicados, un lenguaje belicista y militarista para referirse a una enfermedad: una batalla que nos compete a todos, una lucha desigual contra un enemigo invisible, debemos enfrentar con todas nuestras fuerzas la pandemia; un comportamiento igual de bélico en las decisiones políticas: militares y policías en las calles y rutas, armados hasta los dientes, móviles recorriendo las calles y ordenando a las personas que no caminen, que no se junten, que se vayan a sus casas (recuerden que en Uruguay no hay cuarentena obligatoria sino voluntaria…).

¿Qué objetivo tiene el uso de este lenguaje y la presencia en las calles de fuerzas represivas sin que haya razones políticas ni sociales que lo ameriten?

¿El virus se va a amedrentar por la presencia de fuerzas armadas en la calle y así terminará la pandemia?

Durante todo el día se emiten por radio y televisión mensajes de las autoridades convocando a que la población se quede en sus casas, narran un instructivo sobre cómo comportarse al volver a su casa en caso de ir a un supermercado, el almacén del barrio o a la policlínica médica y lo que dicen parece un protocolo sacado de un libro sobre un holocausto nuclear: cambiar de calzado y desinfectar el usado, quitarse toda la ropa y ponerla a lavar con desinfectantes, cambiar el tapabocas, desinfecten las patas de sus mascotas destruyan los guantes, en fin una cosa de locos pero ¿para qué hay que infundir miedo si lo que las personas necesitan es información veraz, científica, seria y por sobre todo responsable?

Reitero ¿es necesario asustar cuando las cifras de infectados y fallecidos en el país están entre las más bajas del mundo y el comportamiento voluntario de la sociedad ha sido casi ejemplar? Para el día de hoy, lunes 11 el gobierno resolvió la vuelta al trabajo de los empleados públicos, ¡la primera demanda del gobierno era la escasa cantidad de empleados que se presentaron a sus tareas!!

¿Si los asustaron a morir, como pretenden que ahora crean que todo está bien? ¿O el objetivo de todo ese despliegue tenía otras intenciones?

Ahora nos bombardean todos los días en noticieros, comunicados, reportes, informes con otro concepto, “la nueva normalidad” porque ya no volveremos a ser ni a comportarnos como antes, el mundo cambió y según ellos, nosotros deberemos cambiar con él.

Un político estadounidense declaró que gracias a la pandemia se iba a terminar con esa maldita costumbre latina de estrecharse las manos al saludar y otro político argentino celebró que se iba a terminar ese asqueroso hábito argentino de tomar mate.

¿Todo esto porqué y para qué? si cuando al preguntarle a las personas que sufren la cuarentena, cual es su sueño para cuando esto termine responden

¡¡¡voy a abrazar y besar a todo el mundo!!!

¿Quién quiere o necesita esa nueva normalidad, en la que podamos perder totalmente nuestra espontaneidad y sin embargo no nos podamos abrazar, movernos libremente, visitar familiares, amigos, compartir fiestas o velatorios, viajar en nuestras vacaciones… ni tener un trabajo digno rodeados de  personas como nosotros?

La actitud de nuestra sociedad ha sido de una respuesta comprometida con el objetivo de lograr la menor incidencia de la enfermedad en la población.

Sin necesidad de obligatoriedad se recluyó y respetó la mayoría de las medidas sugeridas aplicando el sentido común ¿por miedo? No, por la esperanza que le crea el pensar que de ser todos responsables de la salud y la vida del otro, la gran mayoría saldremos de este problema colectivo indemnes o con el menor perjuicio posible.

Y sin embargo seguimos viendo y escuchando informes atemorizantes desde las autoridades y los medios, invocando al miedo y la delación sobre quienes por válidas e inevitables razones no pueden cumplir con la cuarentena.

Siguiendo en esta línea recordé esta reflexión:

“NOSOTROS TENEMOS CONCIENCIA LINGÜÍSTICA Y POR LO TANTO PODEMOS SEÑALAR A LA SOCIEDAD CUANDO EL USO, LA DESAPARICIÓN O LA APROPIACIÓN INDEBIDA DE UNA PALABRA ES PARTE DE UNA  OPERACIÓN DEL LENGUAJE PARA MANIPULARNOS. HACE POCO HABLÉ DE LA PALABRA VIDA EN LOS DEBATES POR LA LEGALIZACIÓN DEL ABORTO. HOY QUISIERA TRAER OTRA PALABRA QUE CREO QUE FUE USADA DE UNA MANERA QUE NOS HIZO MUCHO DAÑO: GRIETA. TODOS SABEMOS LO QUE ES UNA GRIETA. PERO LA PALABRA SE USÓ PARA DEFINIR LA DIVISIÓN DE NUESTRA SOCIEDAD POR PENSAR DIFERENTE. SI HAY UNA GRIETA HAY DOS TERRITORIOS SEPARADOS POR UN VACÍO. NO HAY PUENTES. NO HAY COMUNICACIÓN POSIBLE. SI UNO QUIERE PASAR DE UN LUGAR AL OTRO PARA DIALOGAR SE CAE EN UNA ZANJA. LOS QUE NO SE SIENTEN PARTE DE NINGUNO DE LOS DOS SECTORES ESTÁN CONDENADOS A DESPLOMARSE EN ESE TAJO HECHO CASI DE VIOLENCIA: UNA GRIETA NO SE PIENSA, NO SE PLANEA, DESGARRA LA SUPERFICIE DE FORMA ANTOJADIZA. LA DEMOCRACIA ES PLURALIDAD DE VOCES VIVIENDO EN UN MISMO CONJUNTO Y ESPACIO SOCIAL. ¿ÉRAMOS UNA GRIETA O EL LENGUAJE OPERÓ SOBRE NOSOTROS Y NUESTRAS DIFERENCIAS PARA QUE NO HAYA DIÁLOGO POSIBLE? TAL VEZ, SI HUBIÉRAMOS HECHO UNA ADVERTENCIA DESDE LA CONCIENCIA LINGÜÍSTICA LA HISTORIA SERÍA DIFERENTE.”

Hay señales equívocas de las autoridades respecto a esa “nueva normalidad”, mensajes realmente atemorizantes que simbólicamente invocan a la coacción, la obediencia incuestionable, el sometimiento de la sociedad a reglas que son desconocidas, que no han sido informadas seria y científicamente pero que cambiarían de manera radical nuestro comportamiento cotidiano, tanto social, laboral y familiar, como político, entendiendo este último como el necesario debate que se debe la sociedad ante cambios que le afecten en sus derechos, trabajo, calidad de vida y ante todo las públicas libertades .

Mirando la situación desde nuestra perspectiva psicosocial, lo más importante sería bajarla a tierra, despojarla de toda la parafernalia mediática que hoy tiene y que abruma por información o por desinformación.

Visto de esta manera lo más importante en primera instancia es la mayor integración posible para intentar colectivamente superar esta crisis, pero no de cualquier manera, no la debemos hacer disociando, pasando la página, encarando cualquier otro tema como si nada, nos debemos plantear un  proceso de transición administrando la crisis, aprendiendo a salir de la crisis.

Quizá nuestra vida cotidiana nos ha enseñado más a entrar en las crisis que a resolverlas, por lo tanto esta debería ser para nosotros otra fase del aprendizaje, cómo salir de manera administrada de una crisis, a sabiendas que crisis no es catástrofe, sino que es desestructuración, reorganización, y oportunidad.

Por lo tanto más allá de los miedos y de los vínculos lastimados que hayan podido quedar, está en nuestras manos y en las de todos, salir cuidadosamente y juntos de esta crisis. En esta situación tan especial encontramos posibilidades de aprender a pedir ayuda, hay oportunidades de recibirla y hay oportunidad de adaptar formas, tiempos y caminos para lo individual y lo colectivo. Y con estos nuevos aprendizajes construir proyectos inclusivos que ayuden a recomponer el tejido social y colaborar desde nuestra perspectiva psicosocial para el desarrollo de esos proyectos y de las comunidades donde se lleven adelante.

Ayudar a la sociedad a reinventarse y reconocerse después del aislamiento, y los miedos y los duelos eventuales, ayudar a que la necesaria reconstrucción colectiva sirva para cambiar y cambiarnos sin perder nuestra individualidad ni espontaneidad.

Llevar la psicología social a la mayor cantidad de personas posible aprovechando los medios virtuales, para demostrar que la psicología social puede incidir profundamente en la evolución sana y positiva de la sociedad al colaborar con el crecimiento personal y colectivo de sus integrantes.

Finalmente pienso y siento que nos vamos a encontrar con la necesidad de una recuperación de los comportamientos afectivos, que las clases de psicodrama, los grupos operativos, las clases virtuales que nos han permitido seguir presentes y en contacto constante con nuestros colegas, alumnos y sociedad, serán espacios de recuperación de la otredad, del reconocimiento del otro y ante todo de la imprescindible construcción de proyectos colectivos que permitan acumular el aprendizaje que esta crisis nos dejó y nos permita realizar los cambios necesarios para poder prever y actuar en consecuencia, ante otras futuras crisis sean de estas o de otras características.

 

 

 

 

3 comentarios sobre “AÑO DE LA PANDEMIA

  1. Muy bueno tu aporte querida Beatriz, hasta hace unos quince días pensaba en que va hacer la psicología social una vez la cuarentena en nuestro país (Argentina), se levante, que vamos hacer como psicólogos sociales una vez la pandemia deje de ser nuestro control remoto, hoy estoy pensando el como nos fue preparando, enfrentando, poniendo en cuestion nuestros saberes, formas de pensar, modelos y patrones, para que hoy podamos entender que, por esto que te robe de tus escritos «por la esperanza que le crea el pensar que de ser todos responsables de la salud y la vida del otro, la gran mayoría saldremos de este problema colectivo indemnes o con el menor perjuicio posible». Saludos, Teresa Delgado-Psocial- Chubut- Argentina

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