Otoño 20-veinte

Estas calles tan…sin gente
Todos viendonos… sin mirarnos
Sólo paredes… sólo asfalto… sólo
Sin los besos …sin abrazos
(Apenas me aferro a mi lapicera
para envolver con palabras
tu ausencia … la mía… distintas
Y tan…pero tan… parecidas) en un emoticon virtual de abrazo

Dirigentes «sanitarios»  que no alcanzan para sanar
lo que se estuvo enfermando
durante casi  cinco décadas
Dejaron andar tantos otros virus
se olvidaron de que la salud
era lo principal … ?
Se  acordaron tarde de prevenir…?

Este mundo tan… enorme y… desolado sigue incomunicado
las redes  saturadas  de diálogos que no van a llegar a ser eficaces a menos que nos apliquemos una vacuna contra la repetición…
Señores…
A Uds… los que siguen creyendo que la culpa es del que estuvo antes…
No Propagen  más… ya está…

Estamos a tiempo de volver a caminar sin antifaz  por estas calles tan hermosas … construidas por nuestros padres y abuelos y cuidadas por nuestras madres  ( de sangre o del corazón) para respirar ese aire siempre renovado del sentido común. Eso. Para respirar…

Rubén… ( otoñal )

Los universos subjetivos

Una forma de participación como profesionales de la salud es en primer lugar » escuchar » lo que pasa en el universo de lo real. Porque en este momento bisagra donde una pandemia es nombrada  como la tercera guerra mundial. Donde todos somos sospechosos de portar una peste invisible. Donde hay un campeonato mediático donde los goles de cada jornada son » los  menos muertos anotados » . Donde las estadísticas de cualquier tipo es la información que pueden pensar los que se anticipan a ganarle a la muerte… difícilmente eso este cerca del concepto de salud de Pichón Riviere.
Me parece operativo no endiosar a la desgracia porque  salir a la calle con alcohol en gel o bidones de lavandina no va a lograr que pensemos pichonianamente. Eso solo habilita a los bandoleros a aprovecharse del dolor. Y entonces como todos poseemos el barbijo todos podemos ser » lo enfermo «, la amenaza letal del otro.
Yo propongo interacción pensante al menos en esta etapa. Y para eso hay que nombrar a la conducta y dentro de que universo se manifiesta.

Salimos de un universo para ingresar a otro…y luego al siguiente…y después a otro…y  más tarde a otro…en el transcurso de una sola jornada.  Es más… hasta sea posible que eso suceda en cuestión de segundos (parecido a lo que sucede cuando recorremos los mensajes del celular ).
Sería interesante saber a cuál universo pertenecemos  ( ya que salir del propio nos provoca un vértigo ante la osadía de búsqueda de cambio o de felicidad ) y en una de esas quedamos atrapados en aventuras que son interesantes  pero que no satisfacen del todo ,  es más, me aventuro a decir que nos dejaron en una soledad  acompañada que no es otra cosa que el disfraz del vacío.
Este andar por universos ajenos nos asegura dos cosas: la primera es que de cada viaje se nos va a impregnar nuestro mundo interno de experiencia nueva, lo segundo es que van a quedar parte de nosotros en cada aventura por la vida de un otro, en las palabras de un otro… enriqueciendonos.
La velocidad a la que venimos nos hace descuidar  este ejercicio ya que nos han machacado que todo disfrute,  que todo placer… consistía en regodearnos en construir » universos únicos »  y perfectos en el que no nesecitasemos nada más que embellecerlo a base de repeticiones, conductas idénticas  y aburridas  que sólo provocaban tedio, que sólo nos deja solos … » idénticos  sin salida » .
La propuesta de este ensayo es frenar un poco el tren de la indiferencia por el otro . Mirar al otro y su universo … tratar de comprenderlo… sin ese miedo que nos inocularon desde el mundo de la mediocridad y conectarnos con el «coraje» de aprender de cuanto universo se  nos  aparezca en nuestra cotidianeidad.
Cada universo fabrica conductas únicas. Sólo comprensibles allí . Comportamientos que no se dan en otro sitio … ahí se genera un lugar propio… o sea … un universo, con sus códigos comunicaciones que le dan entidad y justificación a las acciones.
A su vez dichas conductas no pueden encasillarse en un mismo patrón. No son predecibles . La conducta en este siglo XXI  es inasible no se la puede encasillar para sacar estadísticas. El observador sólo puede captar algo superficial de cualquier comportamiento ya que depende más del universo que la gesta que de aquellos  parámetros antiguos de décadas atrás como historicidad, frecuencia, similitud en la acciones.
Podríamos afirmar que conducta y universo vienen en un torbellino que hace imposible saber cuál elemento genera la acción concreta que efectúa un individuo sobre el medio.
Ya que, el factor contexto que antes media, ahora no es suficiente para determinar datos que nos permitan leer lo que sucede en cada universo de manera precisa y clasificable. Y esto hace que miremos la subjetividad  como dato ligero de lectura. En segundos o de a ratos puede que esta lectura haya que abandonarla porque la conducta modificó al universo y a su vez este  genere conducta nueva, inesperada, desconocida.

En medio de esta pandemia se interrumpe a medias este paso por los universos ya que Si lo hacemos de manera virtual aunque apenas conozcamos el Universo de los dispositivos.
La aventura se hace pero menos real, y al mismo tiempo un tanto editada, ya que algo de la conducta se oculta y con la subjetividad desparramada por el ciber espacio
las cuestiones del comportamiento se nos escapan mucho mas… sutilmente… que en persona.
El control social ejercido por los sanitaristas con la  obvia y necesaria escusa de controlar al virus no hace más que coartar conductas que se gastan y se refriegan contra las paredes de cada hogar.
Los medios nocivos de comunicación se asocian al virus y la gente se enferma de repetición y de estupidez.
La incógnita es qué  nueva forma de conducta se esté incubando como resultado de este momento histórico y social.

2 comentarios sobre “Otoño 20-veinte

  1. Son excelentes los artículos escritos, los felicito a todos por ello.
    Al leer, iba avanzando y con grato sentir movía la cabeza asintiendo, comunicándome con ustedes, el placer de la empata con otros.
    Soy Psicóloga pero también Psicóloga Social y esta lectura renovo el compromiso del pensamiento pichoniano.
    Muchas gracias a todos.
    Directora de Médicos del mundo Argentina

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