GRUPOS, ROLES, TAREA, ECRO

Desde la Psicología Social del Dr. Enrique Pichón Riviere.

         Por Gustavo Juan Pérez Zabatta

De la Serie al Grupo

La Sociología como disciplina científica, estudia los Grupos. Son éstos uno de sus objetos de estudio, pero, su mirada sobre los mismos viene desde el afuera. La Sociología pone el foco en la estructura externa del grupo.

La Psicología Social en cambio, -al menos puedo dar fe de la Psicología Social Pichoneana-, estudia los Grupos desde su interioridad. Para Pichón Riviere, los grupos son la vía privilegiada de intervención del Operador Psicosocial.

Resulta ineludible cuando queremos hablar de grupos, hablar de serie. Se suele partir de allí. Y hablar de serie implica ineludiblemente hablar de Jean Paul Sartre.

Para Sartre la serie o serialidad es un conjunto de soledades, expresadas en el colectivo. Esta serie de personas, sujetos, individuos, presenta entre sí relaciones de alteridad y enajenación. Es decir, el sujeto se relaciona con un otro como un ajeno a él, en un vínculo binario (que excluye al otro y a los otros), sin interiorización. Un buen ejemplo de serie es la fila de personas esperando el colectivo.

Cuando hablamos de grupo en cambio, hablamos de un pasaje de la serie al grupo, porque el grupo implica una praxis que es común a todos los miembros que lo conforman. Un grupo implica lucha y superación de la serialidad. Ya no hablamos de relación binaria, sino que siempre hay un tercero. Dónde el tercero y cada uno como tercero representa a todos los otros.

En un grupo dice Sartre hay reciprocidad. Y esa reciprocidad siempre remite a un tercero. El otro es otro por la relación que tiene con todos los otros, pero a la vez cada uno, incluido él mismo. Cada uno reconoce sus movimientos hacia sus propios fines, que son a la vez de los otros, esto permite que me descubra como instrumento y objeto de mis fines.

En el pasaje de la serie al grupo se constituye una estructura grupal. Una estructura ya sabemos, conforma una diversidad de componentes, de elementos, que entran en una relación recíproca entre sí, pero que, en el caso de una estructura grupal, esa totalidad del grupo resulta mucho más que la mera suma de cada uno de sus integrantes.

El Operador en Psicología Social, pone el acento en los grupos, en tanto espacio de interacción entre sus miembros. El grupo como una estructura, desde dónde se lleva adelante un proceso que tiene que ver con una dinámica particular para ese grupo y, desde dónde los sujetos que conforman el grupo se mueven de acuerdo con sus matrices de aprendizaje, -sistemas de creencias-, interactuando y entrelazándose a partir de las mismas.

La definición clásica que nos da Pichón respecto a los grupos es

“Conjunto restringido de personas, que ligadas por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua relación interna se proponen, en forma explícita e implícita, la realización de una tarea que constituye su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles”

Esta definición es realmente un logro, una experiencia inédita de síntesis, desde dónde participan, algunos de los conceptos claves de la Psicología Social Pichoneana. En esta definición están implicados conceptos tales como Encuadre (E), Mutua Representación Interna (MRI), Roles (R), Tarea (T).

Vamos a decirlo claramente. Los dos aspectos ineludibles para que un grupo sea considerado grupo desde este marco teórico es que haya Mutua Representación Interna y una Tarea convocante, explícita e implícita.

Ahora que ya sabemos perfectamente que es un grupo para nuestra querida Psicología Social Pichoneana, podemos ir desgranando el concepto paso a paso.

Cuando Pichón nos habla de un “conjunto restringido…”, no debemos entenderlo sólo respecto a una determinada cantidad de miembros. En realidad, se está haciendo referencia a que exista entre sus miembros, una posibilidad concreta de interacción, desde la comunicación verbal y no verbal, pero también, desde un lugar de pertenencia a un determinado proceso grupal, inscripto en un determinado encuadre.

Cuando en la definición nos habla de una “constante de tiempo y espacio”, hace referencia a que los miembros del grupo, junto al equipo de Coordinación y la Institución, establecen un encuadre grupal y un encuadre institucional, desde dónde ese grupo va a funcionar y no, en cualquier lugar. Se establece así un día, una hora y un tiempo determinado para la interacción cara a cara de sus miembros.

Esta interacción entre los miembros, bajo las reglas constantes de este Encuadre, implican procesos de comunicación entre los miembros y, a la vez, facilita y vehiculiza el aprendizaje promoviendo cambios internos entre los sujetos miembros del grupo y transformaciones.

Pichón Riviere no vivió los años de la virtualidad. La era digital es posterior a Pichón. Pero la virtualidad hoy está más vigente que nunca.

Podríamos entonces pensar que su definición de grupo tiene que ver entonces con la necesidad de la presencia física por parte de los miembros, excluyendo la posibilidad de la virtualidad.

Sin embargo, a mi entender, podemos pensar a los grupos como espacios de interacción que más allá de la presencia física, pudiera incluir también, espacios legitimados por un universo simbólico, desde dónde, la identificación entre sus miembros se encuentre facilitada y lograda en los hechos.

De esta manera, el sujeto integrante de un espacio grupal virtual puede igualmente interactuar con otros, relacionarse, vincularse, mediante la palabra, oral y escrita, o por otros medios, generando pertenencia y cambios, así lo social se encuentra garantizado en la dinámica del grupo.

Mutua Representación Interna

Siguiendo con la definición de grupo, cabe ahora destacar un elemento esencial para que un grupo sea grupo según lo entiende Pichón y no otra cosa. Estamos hablando de la Mutua Representación Interna (MRI).

La MRI tiene que ver con un fenómeno psicológico, un constructo organizador grupal, por medio del cual, los miembros del grupo pueden logar, -existe la posibilidad de que lo logren-, la internalización recíproca entre sus miembros. La MRI, permite que cada miembro del grupo ingrese al mundo interno de los otros sujetos que conforman el grupo, mediante la interacción y el ejercicio llevado a cabo durante el proceso, vía la dinámica que efectivice el grupo, en forma paulatina, pero sostenida entre sus participantes.

Pero comprender el concepto de MRI implica comprender el concepto de Mundo Interno (MI). Cada sujeto, para Pichón Riviere, tiene un mundo interno, que es un escenario en el cual, internalizamos, ubicamos todas aquellas representaciones de objetos y todas aquellas relaciones con el mundo exterior.  Es por esto por lo que el sujeto tiene incorporado, internalizado dentro de sí, la sociedad. Las cosas de la realidad exterior se escenifican en el interior de los sujetos.

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Ahora bien, un sujeto tiene conductas, manifiestas y no manifiestas, explícitas e implícitas. Por medio de sus conductas, el sujeto, en la dinámica grupal, exteriorizará en los grupos a los que pertenece, sus representaciones internas. Pero a la vez, le estará posibilitando al resto de los miembros del grupo, la posibilidad de internalizarlo también. Esto es la MRI.

¿Y cuándo podemos empezar a vivenciar la existencia de la MRI? Cuando en el discurso fundamentalmente, podamos elucidar cierto pasaje del YO al NOSOTROS, lo cual marcará la pertenencia del sujeto al grupo y, la existencia de la MRI.

Es en este sentido que el sujeto empieza a vivenciar un sentimiento de integración con el grupo, identificándose con los procesos que el grupo va transitando.

La MRI implica una estructura dialéctica, por medio de la cual el sujeto se reconoce a sí mismo y al otro, en un movimiento espiralado vincular, dónde el otro, se reconoce como un otro diferente de sí mismo, pero, articulando de manera permanente, la relación entre el MI de cada sujeto y los miembros del grupo en el acontecer grupal.

Hablemos de Tarea

El otro organizador grupal que no puede faltar en un grupo es la Tarea (T). Y cuando hablamos de tarea hablamos de una tarea que convoca y legitima ese grupo. Una tarea que es única pero que, sin embargo, implica aspectos explícitos e implícitos.

La tarea implica una situación dialéctica entre las necesidades del sujeto y la satisfacción, en un permanente intercambio. Entendemos entonces por tarea, todas las acciones que va a llevar a cabo un sujeto, para resolver la demanda de sus necesidades en función de un objetivo o meta la cual se propone, formando parte de ese grupo.

Los sujetos en un grupo buscan satisfacer sus necesidades, cumplir con un objetivo propuesto. Este objetivo propuesto está explicitado por ejemplo en un grupo de aprendizaje, que es el de adquirir conocimientos, sobre una determinada temática específica. En este sentido hablamos de una tarea explícita.

Pero al mismo tiempo, esa tarea explícita, implica una tarea que es implícita. No son dos tareas, una se articula con la otra. La tarea implícita implica también acciones que están orientadas a generar, conformar una trama vincular entre los miembros del grupo, trabajando miedos, ansiedades, resistencias y otros tantos elementos generados por la propia dinámica grupal y que son condición necesaria para que el grupo pueda consolidar y lograr su tarea explícita.

La tarea implícita de un grupo consiste fundamentalmente en que el grupo, pueda trabajar sus ansiedades básica: el miedo a la pérdida (especialmente de las estructuras existentes, de su verticalidad), de sus saberes previos, de su historia personal, que pone en juego en la horizontalidad grupal y, el miedo al ataque, que representa la nueva situación de cambio y transformación, lo cual implica trabajar en grupo, pensar con el otro, aprender nuevos contenidos, modificar los existentes.

Debe quedar bien en claro el modo de intervención del operador en psicología social en los grupos. Los Psicólogos Sociales no intervenimos poniendo el foco de nuestra mirada en la verticalidad de cada miembro del grupo. Tampoco ponemos el foco en el grupo como totalidad de manera exclusiva. Sino que operamos precisamente en la articulación dialéctica, espiralada que se da entre lo vertical y lo horizontal, entre lo propio y singular que cada miembro trae y lo grupal producido desde la horizontalidad.

Cuanto mas heterogéneo sea el grupo, mayor homogeneidad habrá en la tarea y, por ende, mayor y de mejor calidad será la producción grupal, la tarea explícita e implícita realizada, en base a un proyecto, también organizador, objetivo o meta del grupo.

“No hay grupo sin tarea” nos decía Pichón Riviere, porque los grupos con los que trabaja la Psicología Social Pichoneana son grupos centrados en una tarea. Una tarea que también implica un proyecto que es compartido por los miembros del grupo y que le da sentido a esa tarea.

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Los sujetos advenimos a lo grupal desde que nacemos. Para satisfacer una necesidad que sólo se logra junta al otro, y con el otro. Por eso somos sujetos sociales. Por eso la naturaleza en el hombre está perdida, porque no hay nada en la condición humana que sea natural. Advenimos a una cultura. Vía la necesidad, motorizamos un vínculo con el otro que nos permite interactuar, relacionarnos, tejer tramas vinculares desde dónde poder satisfacer esas necesidades concretas de existencia. El proyecto y la tarea grupal se centran en la satisfacción de esas necesidades.

 

El Grupo Operativo

Dentro de la Psicología Social de los Grupos, podemos hablar de una técnica específica de intervención grupal que es la Técnica de los Grupos Operativos. (TGO). Un grupo es operativo cuando tiene una táctica, una técnica, una estrategia y una logística, orientada a una meta determinada con el objeto de comprenderla y dirigirla.

Por medio de la aplicación de la TGO, se logran transformaciones, cambios, que tienen que ver con la impronta dialéctica de nuestra forma de operar como Psicólogos Sociales.

Entre sus propósitos, el grupo debe perder esa mirada ingenua e inocua de la realidad, para adquirir un conocimiento especializado crítico de la vida cotidiana, desde dónde, desnaturalizar lo obvio, lo invisibilizado, haciéndolo visible, para poder cuestionarlo.

Por eso se sostiene desde la Psicología Social de Pichón que toda indagación psicosocial no es inocua, inofensiva. Implica cambios, transformaciones.

El proceso grupal entonces es una Gestalt – Gestaltung”, es decir, una estructura en permanente cambio, estructurándose. Tanto desde la verticalidad de sus miembros, como desde la horizontalidad de la producción grupal. Esto permite que el grupo, realice cambios en el sujeto. Porque el grupo cumple esa función instituyente, en su mundo interno. Pero al mismo tiempo, el sujeto en tanto productor también influye y ejerce cambios desde su verticalidad en el grupo.

La Técnica de los Grupos Operativos sólo se puede aprender con el sujeto ahí, formando parte y participando del grupo operativo. Es por esto por lo que es necesario implementar la TGO, en los estudiantes de Psicología Social. Y en todos aquellos grupos sobre diversas temáticas que se proponen una tarea transformadora.

Podríamos entonces concluir que, la meta, el objetivo final de un grupo operativo en la Psicología Social Pichoneana es aprender a pensar y aprender a aprender, en tanto que, el pensar y el conocimiento, son producciones sociales.

Pero aprender a pensar implica pensar con el otro. El otro me es absolutamente necesario, con su presencia, física o no, en forma virtual, mediante el discurso, la interacción, los gestos, otros.

Pensar es pensar en grupo, por eso el grupo es, la forma privilegiada en la Psicología Social para intervenir y transformar la realidad como agentes de cambio social planificado.

Un grupo puede entenderse también como un dispositivo grupal. Podemos tomar a Michel Foucault que trabajó el concepto de dispositivo en “Vigilar y castigar”. Y podemos entender a este dispositivo, como dispositivo poder.

Pero esta noción de dispositivo no sólo implica poder sino también una condición de posibilidad. Porque, en definitiva, un grupo operativo es un dispositivo artificial que nos permite llevar adelante un proyecto y una tarea. Implica esta posibilidad.

Para Foucault un dispositivo es un complejo entramado de múltiples inscripciones. Y de esto hablamos cuando hablamos de tarea, explícita e implícita y de proyecto. En un dispositivo grupal están implicados procesos, roles asumidos y adjudicados y determinadas formaciones grupales de tipo imaginarias, fantasmáticas.

En tanto proceso, el grupo va evolucionando, perdurando en el tiempo, logrando cambios y transformaciones. Es decir que el proceso grupal no tiene el tiempo de la inmediatez, implica un recorrido. El grupo, como tal, necesita de un tiempo para formarse. Un tiempo marcado por el tejer tramas vinculares que son inexistentes en la serialidad, pero absolutamente necesarias en la dinámica grupal.

Respecto al tercer elemento que mencionara sobre entender el grupo como un dispositivo, hacemos mención de las formaciones imaginarias. En todo grupo encontramos lo que se denomina una suerte de mito fundacional, que remite al origen de ese grupo. Resulta obvio que a medida que avanza el grupo en su evolución como tal, mayor será la distancia en el discurso respecto a su origen. Entonces el grupo empieza a pensarse que justo somo los que teníamos que estar, que somos los mejores, los mas grandes. Esta ilusión grupal, producto de la pertenencia y afiliación grupal lograda que vive el grupo, se rompe cuando aparece el conflicto, la desilusión.

Otras producciones imaginarias grupales son la transferencia, las identificaciones, la latencia grupal, incluso lo institucional, que atraviesa todo grupo y, que evitaremos profundizar, porque exceden el marco que este artículo se propone.

 

Y ahora hablemos de Roles

Respecto a los roles, asumidos y adjudicados, estos conceptos nos habían quedado como pendientes de la definición de grupo del Dr. Enrique Pichón Riviere.

Y nos preguntamos: porque nos interesan los roles en la Psicología Social.? Y la respuesta es sencilla: un rol implica un determinado lugar, un determinado posicionamiento, por parte del sujeto dentro de la dinámica y el contexto grupal.

Un rol se ubica allí, precisamente en el cruce entre la verticalidad y la horizontalidad del grupo, al que podemos sumar también el concepto de transversalidad, -pensado por Félix Guattari- que tiene que ver con la situación actual.

Este entrecruzamiento, por supuesto implica procesos que son inconscientes, que se producen en la interioridad del grupo y que se establecen a partir de su dinámica. Es decir, qué cosas el grupo puede y decide trabajar y que cosas no, de acuerdo con las resistencias, que se presenten y, sobre todo, de acuerdo “a lo que pueda”, más que lo que quiera. Al ser estos procesos inconsciente, el inconsciente está actuando.

Los roles de los que hablamos son roles situacionales. Es decir, dependen de la dinámica del grupo y dependen del momento en que se producen, en un aquí y ahora de la horizontalidad grupal, en función de esa tarea convocante, tanto explícita como implícita.

La horizontalidad grupal se va a ofrecer como el escenario desde dónde, se adjudican y se asumen roles, que pertenecen al grupo interno o escena de cada integrante. Hablamos entonces de una multiplicidad dramática dónde se ponen en juego, la verticalidad de cada uno de los miembros que conforman el grupo, entrecruzado con la horizontalidad de este, y de acuerdo con una transversalidad o situación actual.

En la escenificación grupal entonces, se adjudican y asumen roles que pertenecen al grupo interno, de cada integrante. Pero también debemos sumarle, otras escenas correspondientes a situaciones sociales que tienen que ver con la situación actual trasversal del contexto en que ese grupo se inscribe.

Es en esta dramatización de multiplicidades escénicas, (lo vertical, lo horizontal y lo trasversal) dónde cada sujeto ocupará un rol, que tiene que ver con los personajes de su escena interna, y se adjudicarán roles a otros, que podrán o no ser asumidos por estos. Todos estos mecanismos inconscientes, se dan en una relación de complementariedad. Es decir, yo te adjudico un rol, asumiendo el que lo complementa.

El sujeto por un lado asume un rol y por el otro el grupo se lo otorga. Cuando es adjudicado por el grupo, generalmente el sujeto lo asume y si no, se pondrá en evidencia.

Al no ser los roles algo estático, varían y tienen la dinámica propia de cada situación que permite que los mismos emerjan. Los roles son dinámicos, gozan de un permanente movimiento. Cuando cambia la situación, cambia los roles. Si permanecen fijos, si no cambian, ingresa el grupo en la estereotipia. La dinámica grupal implica necesariamente roles situacionales, no estáticos.

Como ya sabemos la horizontalidad del grupo tiene que ver con la historia del grupo, es decir, con su proceso, con su recorrido. Y la verticalidad tiene que ver con la historia del sujeto, con su singularidad. En el entrecruzamiento entre la historia del grupo y la historia de cada sujeto es donde se produce el rol.

Pero además podemos agregar el concepto de Transversalidad, propuesto oportunamente por Félix Guattari en su libro“Transversalidad y Psicoanálisis”, a ese entrecruzamiento, es decir, lo que está por fuera del grupo, lo social, pero que sin embargo influye.

El grupo, no es una estructura aislada de la sociedad, sino que está incorporada a ella y nuevamente, así como lo hacemos con el sujeto, podemos hablar de un grupo, en tanto productor, que trabaja, que produce cambios y transformaciones pero que a la vez es producido, es decir, el afuera, lo social, lo político, lo económico, lo influyen, lo afecta.

El Dr. Enrique Pichón Riviere define un rol como:

“Un modelo organizado de conducta, referente a una posición en una estructura interaccional, vinculado a expectativas propias y de los otros. Se configura para asumir o negar una tarea”.

Esta definición toma al rol como una expresión en un acción, que persigue como objetivo asumir una tarea o por el contrario, contraponerse a ese desarrollo y negar la tarea.

La tarea individual ejercida mediante el rol va configurando el acontecer grupal. Pero, en definitiva, resulta a una acción común, transformándose en una tarea grupal. Es de esta manera como Pichón-Rivière piensa el rol vinculado a la tarea.

Al ser un rol, un modelo organizado de conductas podemos inferir que hay distintas formas de desempeñar, dentro del grupo, el mismo rol. Por ejemplo: el rol de líder, que será distinto, de acuerdo con la singularidad de cada miembro que lo ejerza.

Antes decíamos que el rol siempre implica una determinada posición dentro de la estructura interaccional, nunca es aislado, y es ejercido por personas, personas en situación, donde los distintos roles se van a ir configurando, para desarrollar o negar un tarea.

Patients listening to each other in group session sitting in circle

Los roles entonces, siempre se vinculan a una tarea que tiene dos dimensiones, la explícita y la implícita.

En cuanto a los tipos de roles, podemos describir roles formales o prescriptos y roles dinámicos o informales. Los roles formales son parte de un encuadre establecido, en función de una tarea. Son roles prescriptos desde lo institucional. Por ejemplo: docente, alumno.

Debemos señalar que los roles prescriptos en una sociedad le permiten a ésta, establecer sus propias pautas de control y sanción para con sus miembros. Esta posibilidad de sanción lleva a sus miembros a la trasmisión, repetición y cumplimiento de lo establecido: que es lo instituido. Y al mismo tiempo, evita la aparición de posibles instituyentes que puedan quebrar o alterar el orden social.

Los roles dinámicos o informales se juegan en una estructura grupal, de manera espontánea, en el aquí y ahora de la tarea, en la horizontalidad grupal. Los roles estudiados por Pichón Rivière son: Portavoz · Líder · Saboteador · Chivo Emisario.

La “teoría del rol”, la toma Pichón Riviere de uno de sus antecedentes teóricos más notables: George Mead, pero la enriquece con aportes propios, porque Pichón Riviere no sólo va a pensar al rol como un instrumento de interacción, sino que va a pensar en la complementariedad que todo rol tiene.

Y es muy importante tener en cuenta este concepto cuando veamos los roles en los grupos, porque en los roles prescriptos son evidentes, pero en los roles dinámicos no lo son tanto.

También un rol implica determinadas expectativas propias y ajenas que se ponen en juego, a la hora de ejercerlo, de asumirlo. Es decir, las expectativas implican una serie de derechos y obligaciones respecto al acto de accionar un rol y es lo que la sociedad espera de ese rol cuando es ejercido. Podríamos entonces hablar de un aspecto o nivel psicológico del rol.

Este aspecto psicológico del rol, esta dimensión subjetiva implica que, en su ejercicio, cada rol va a ser ejercido desde una singularidad, una historia personal, un sello personal, único e irrepetible.

La dimensión sociológica del rol por su parte implica diferenciar entre rol y estatus. El estatus es la posición que esa persona, ocupa dentro de la sociedad o su grupo social. El ejercicio del rol en cambio implica una representación, una acción que es independiente del estatus de la persona, con el cual incluso puede o no coincidir.

Finalmente, tenemos que hablar de una dimensión intersubjetiva del rol que pone el foco en el aspecto funcional del rol, que pone a los sujetos en una relación mutua en relación con otros. Funcionalmente un rol se da en un aquí y ahora, mediante complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles.

En un grupo, se producen entre los miembros, determinadas negociaciones, “un implacable interjuego” dice Pichón Riviere, entre las propias expectativas y necesidades y la de los otros. Quien ejerce un rol, está asumiéndolo. En un grupo, estos roles que se asumen lo hacen situacionalmente de acuerdo con la interacción grupal. Y, por otro lado, al mismo tiempo hay roles que son adjudicados por el resto.

No es objetivo de este artículo tratar otros roles que podemos trabajar en los grupos. El rol de Coordinador, de Observador, etc.

Cada sujeto, miembro de un grupo, va a desplegar al interior de su grupo, su verticalidad, su historia, sus experiencias, en un cruce con la horizontalidad grupo, que es la historia del grupo y en un cruce con el aquí y ahora que representa la transversalidad. De este mecanismo surge el rol. Esto es lo que Pichón llama complejo mecanismo de asunción y adjudicación de roles. Para que alguien asuma un rol, otro deberá adjudicarlo. Un ejemplo claro podría ser: un alumno explica un concepto, está poniendo en “saber” al otro. Otro que le adjudica a ese alumno el rol de “conocedor de un saber”, pero que al mismo tiempo se ubica en el rol de “no poseedor de ese conocimiento”.

Al interior del grupo se despliega la verticalidad de cada sujeto, es decir su historia y experiencia, en la horizontalidad del grupo y en el entrecruzamiento con un aquí y ahora determinado (transversalidad) se produce el rol. Lo que Pichón nombra como “complejo mecanismo de asunción y adjudicación de roles” se da en ese momento, es decir para que alguien asuma un rol otro deberá adjudicarlo. Si alguien pone en “saber” en otro: adjudica el rol del conocedor a un compañero, reconociéndose a sí mismo como “no” poseedor de ese conocimiento.

 

Portavoz · Líder · Saboteador · Chivo Emisario

El rol del Portavoz, en general, es asumido por un sujeto, que dada su historia personal (verticalidad) algo que sucede en el grupo en determinada situación, le resulta particular, le resuena y se identifica con eso, entonces viene y lo enuncia y denuncia. Todo esto de manera consciente o inconsciente. Enuncia, desde lo que le pasa y siente, como persona, dónde enunciar es ponerlo palabra o en acto. Pero al mismo tiempo denuncia, es el alcahuete del grupo nos dice Pichón, porque viene a decir aquello que el grupo no puede decir por sí mismo o vela u oculta.

En este proceso de enunciación y denunciación, se produce un punto de encuentro entre la horizontalidad grupal y la verticalidad de la persona que ejerce el rol, el portavoz.

Por su parte el Líder, es el que define la situación y organiza la acción. El grupo deposita en el líder todos los aspectos positivos. El liderazgo no implica liderar sólo el conocimiento. Hay liderazgos que tienen que ver con aspectos afectivos del aprendizaje, o con aspectos de la acción, otros que tienen que ver con la decisión en el grupo respecto de la construcción de la pertenencia, la cooperación y la solidaridad grupal, etc.

El líder en general es quien organiza, inicia la acción y empuja en la dirección del proyecto grupal.

Siempre estamos hablando de roles dinámicos, que se ejercen en el aquí y ahora de la horizontalidad grupal. Estos aspectos dinámicos son los que posibilitan la emergencia de los roles. En un grupo el verdadero liderazgo lo ejerce la tarea, por eso hablamos de grupos centrados en la tarea.

El Saboteador por su parte es el líder negativo, el líder de la resistencia al cambio. Puede resultar que a veces, es el portavoz de un determinado aspecto de la estructura grupal. Es decir, sabotea la tarea y, cuando es asumido su rol por el resto, ejerce al mismo tiempo o deviene en portavoz de una situación dilemática que el grupo se resistía a trabajar, o escenas temidas.

El Saboteador representa el liderazgo contrario la tarea. Su liderazgo tiene que ver con liderar la resistencia al cambio y si no hay tarea, el grupo no se trabaja e incluso pueden aparecer cuestiones temidas como la disolución grupal.

No debe entenderse al Saboteador como un miembro del grupo que busca resistirse al cambio desde lo personal. Es un emergente de una situación grupal que posibilita su emergencia.

El Chivo Emisario es el rol que ejerce uno de los miembros como respuesta a una determinada tensión grupal, dónde se le adjudica todo lo negativo del grupo. Todas aquellas cuestiones negativas del grupo, conflictivas, ansiógenas que el grupo no puede por algún motivo trabajar, son depositadas en el chivo emisario emergiendo de esta manera de esa situación grupal en el aquí y ahora del grupo, que el grupo no puede resolver de otra manera y apela a este mecanismo proyectivo para evitarla.

Una prueba fehaciente de esto es que, si ese miembro del grupo decide dejar el mismo, el malestar sigue estando en el grupo y éste puede intentar repetir nuevamente la operatoria con otro miembro del grupo.

Para terminar, es bueno tener presente que, podemos ejercer un rol, porque este se encuentra inscripto en nuestro mundo interno. Y los roles, además, remiten unos a otros. Es decir, un rol no sólo es acción, sino que también es despliegue de alternativas, porque tomamos la decisión consciente o inconscientemente de desempeñarlo.

Podemos también pensar los roles como suplementarios y complementarios. Los roles son complementarios cuando predomina la cooperación y la articulación entre ellos y son Suplementarios, cuando lo que predomina es su competencia.

 

ECRO – Esquema Conceptual Referencial Operativo.

Desde mi época de estudiante, siempre entendí el E.C.R.O. como un regalo que nos dejó de manera maravillosa, virtuosa, el Dr. Enrique Pichón Riviere.

Pichón Riviere define al ECRO como:

 «un conjunto organizado de conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un determinado universo de discurso, que determinan una aproximación instrumental al objeto particular –concreto-. El método dialéctico fundamenta este ECRO y su particular dialéctica».

Suele decirse que el E.C.R.O. es un aparato para pensar. Es decir, el E.C.R.O. puede asimilarse tranquilamente a una herramienta, a un instrumento que nos facilita, nuestro difícil trabajo como Psicólogos Sociales que es pensar la realidad.

Recordemos que una de las posibles definiciones que nos dejó Pichón de la Psicología Social, es que es una crítica de la vida cotidiana. De manera tal que, pensar la realidad implica este pensar crítico, no ingenuo, de una realidad que muchas veces se nos presenta oculta, velada, naturalizada, obvia.

Pensar críticamente implica precisamente develar aquello que se mantiene oculto, o que subyace. Desnaturalizar. Y en este proceso crítico del pensamiento, nos servimos de este aparato para pensar que es el E.C.R.O.

¿Y para qué pensar la realidad? Para cambiarla, transformarla. El Psicólogo Social es un Agente de Cambio. El objetivo es producir cambios en el campo en que se opere.

Hablamos de Esquema y no de Estructura, porque un esquema es mas abierto, flexible a los cambios. Este esquema pichoneano esta en constante crecimiento, a lo largo de toda nuestra vida. Pero lo maravilloso de este esquema no es sólo que facilita el cambio, sino que además puede cambiarse a sí misma, de manera constante y permanente.

Siguiendo con este maravilloso regalo, ¿qué significa el aspecto Conceptual del E.C.R.O.? Lo conceptual tiene que ver con un conjunto articulado de conceptos y saberes provenientes de distintos campos y disciplinas del conocimiento.

Este aspecto conceptual del ECRO le permite a la Psicología Social, mantenerse como disciplina actualizada y vigente, porque toma los saberes de las distintas épocas que atraviesa como disciplina, toma saberes de campos distintos que van actualizándose de manera constante y por ende, este aspecto conceptual se reactualiza o incluso incorporamos nuevos saberes y conocimientos sistematizados, que nutren a la Psicología Social, a través de los tiempos.

Entre los conocimientos científicos que toma Pichón para la Psicología Social tenemos, al Psicoanálisis, con los aportes de Sigmund Freud, pero también especialmente Melanie Klein, incorporando conceptos como el de Transferencia Y contratransferencia a la Dinámica de Grupos, lo manifiesto y lo implícito, entre otros

También toma conceptos del existencialismo pues la Psicología Social implica que el Psicólogo Social debe trabajar y trabajar-se. Toma de la Gestalt en EE. UU. aportes de Kurt Lewin como la idea de conflicto, de cambio, de resistencia al cambio, la investigación – acción, entre otros.

Toma de Gastón Bachelard el concepto de obstáculo epistemológico y lo adapta del campo del conocimiento al campo de los miedos y las ansiedades y es así que nos habla de obstáculos epistemofílicos, relacionados con la idea de aprender a aprender o aprender a pensar, superando esos obstáculos.

También la Psicología Social va a tomas aportes de GEORGE Mead y del Interaccionismo simbólico y aportes del materialismo histórico de Karl Marx, proponiendo una lectura materialista histórica del psiquismo, para poder trabajar conceptos que se oponen entre sí como necesidad y satisfacción. No olvidemos que para Pichón los procesos psíquicos se fundan en relaciones materiales que los seres humanos producimos para satisfacer necesidades.

Finalmente ha tomado aportes incluso del Surrealismo, movimiento artístico caracterizado por su vocación de cuestionar o interrogar todo lo cotidiano, trabajando la vida cotidiana, ya no desde una psicopatología como Freud, sino desde una Psicología de la Vida Cotidiana, dónde, en definitiva, tal como lo afirma Freud en Psicología de las Masas y Análisis del Yo, toda Psicología en definitiva es una Psicología Social.

Pero discípulos y teóricos postpichoneanos, has incorporado otros saberes sistematizados a la Psicología Social como Jacques Lacan, Carl Jung, Eric Berne, Carl Rogers, Erich Fromm, Alfredo Moffatt, Rodolfo Kusch, Fritz Perls, Ken Wilber, Paul Watzlawick, Vigotsky, y otros pensadores.

De lo expuesto vemos como precisamente este esquema conceptual se halla en permanente cambio, transformación e incluso incorpora nuevos conocimientos. Pero, además, esta forma de trabajar y operar en el campo del conocimiento no era para Pichón mera casualidad. Pichón nos habla y creía en una“convergencia epistemológica”, que es una suerte de punto de encuentro a donde advienen distintos saberes sistematizados, que nos permite aplicarlo sobre distintos hechos, en los distintos campos en que estemos interviniendo.

Esta incorporación de saberes mantiene plenamente vigente a la Psicología Social, pero incluso podemos hoy hablar de un Pichón que se adelantó claramente a su época, puesto que una disciplina nueva como la Psicología de la Complejidad propone hoy que, el ser humano es tan complejo que es imposible estudiarlo desde una sola teoría o perspectiva, algo que ya Pichón había entendido y creído como válido y cierto, varias y varias décadas atrás.

Su aspecto Referencial, no es menos importante. Este aspecto también dinámico, incorpora los saberes y experiencias que cada uno de nosotros traemos y que aportamos a ese ECRO, en permanente cambio y transformación. Todos somos de alguna manera autorreferenciales cuando intervenimos, porque lo hacemos desde nuestra propia singularidad y subjetividad. No olvidemos tampoco que nuestra subjetividad también se encuentra en permanente cambios, porque también se constituye en una estructura estructurándose.

Este aspecto referencial del ECRO es muy importante también porque le permite al Operador, al Psicólogo Social, poder operar con saberes, que además de haber sido conceptualizados, han sido vivenciados por el profesional de la Psicología Social. Así por ejemplo en una situación grupal, de un grupo operativo de aprendizaje, se ponen en juego saberes propios de cada unos de sus integrantes, experiencias propias y experiencias de los otros que nos enriquecen notablemente, más los conceptos del teóricos, más otros conceptos ya vistos en otros teóricos y así en una permanente articulación entre saberes sistematizados por distintas disciplinas y saberes basados en las experiencias y en las verticalidades de sus miembros. Es decir que estamos hablando no solo de esquemas referenciales individuales, sino también esquemas referenciales grupales.

El aspecto Operativo del E.C.R.O direcciona esos saberes basados en las experiencias y esos saberes sistematizados de distintas disciplinas en un campo común dónde vamos a intervenir, buscando cambios, transformaciones. El concepto de operativo tiene que ver con que precisamente se produzcan estos cambios, tenga eficacia. De lo contrario no es operativo o es inconducente.

Lo operativo también nos permite una permanente sistematización de nuestra praxis psicosocial, sistematizando nuestras prácticas, para corroborar, refutar, ampliar o modificar nuestras teorías y saberes conceptuales.

En Psicología Social hablamos de un ECRO personal y de un ECRO grupal. Es obvio que, si todos los seres humanos tenemos una historia, experiencias, una forma singular y particular de ver el mundo y de aprenderlo, es lógico que hablemos de un E.C.R.O personal. Este E.C.R.O personal se pone en juego en los grupos y el grupo en su totalidad como construcción, tiene también su propio E.C.R.O. grupal.

El E.C.R.O personal podemos entenderlo como la verticalidad del sujeto. Este E.C.R.O es compartido en la horizontalidad grupal, construyéndose de esta manera un E.C.R.O grupal.

En realidad, para ser mas precisos, tenemos que decir que la verticalidad de un sujeto se pone en juego en todas las tramas vinculares, en el encuentro y reencuentro con el otro y en estas experiencias vinculares, uno va aprendiendo cómo el otro mira y observa el mundo, cómo lo comprende, cómo lo entiende.

Este encuentro con el otro muchas veces genera conflictos, simplemente porque ese otro es diferente, por eso, par poder comunicarnos de manera eficaz, para poder aprender del otro, es necesario que asumamos una aptitud de apertura, de escucha, ceder al otro de manera tal que el vínculo que establecemos pueda ser valorado positivamente y sea funcional para ambos. De lo contrario, caeremos en la estereotipia, en los malentendidos excesivos, en la disfuncionalidad del vínculo.

Este proceso de desestructuración frente a la estructuración previa que existe frente al encuentro con el otro es fundamental poder lograrlo e implica una adaptación activa a la realidad, que es el concepto mediante el cual, el Dr. Pichón Riviere entiende la salud. La adaptación pasiva a la realidad, por el contrario, implica el desajuste, la enfermedad.

Por su parte el E.C.R.O. grupal es un E.C.R.O. común a todos los integrantes del grupo, construido entre todos. No pertenece a nadie en particular, pero sí será único para ese grupo.

Al respecto sostiene Pichón: 

“El desarrollo de un ECRO común a los miembros del grupo permite el incremento de la comunicación intragrupal ya que, de acuerdo con la teoría de la información, lo que permite que el receptor comprenda el mensaje emitido por el transmisor a través de operaciones de codificación y decodificación, es una semejanza de esquemas referenciales. En este proceso de comunicación y aprendizaje observamos que el grupo sigue un itinerario que va del lenguaje común al lenguaje científico”.

 

Características y Aspectos del E.C.R.O.

La Psicología Social entiende que el E.C.R.O debe guardar las siguientes características: Ser aprendible y transmisible, permitir como instrumento ser utilizado para aprehender la realidad, conocerla, leerla, no de una manera superficial, ingenua, sino de una manera crítica y responsable y además como ya explicamos con anterioridad, debe ser operativo. Estas características del E.C.R.O. nos permite actuar como Agentes de Cambio social planificado a los Psicólogos Sociales, pero, además, y es también condición ineludible, aprender a modificar-nos, aprender a trabajar-nos a nosotros mismos, de lo contrario, no estaremos en condiciones de poder intervenir, ni operar adecuadamente.

Un claro ejemplo sería, no podemos trabajar con grupos de adultos mayores sin no hemos trabajado el concepto de vejez, los miedos, prejuicios y mitos que existen en nosotros sobre esta temática.

Al tener la propia Psicología Social, su propio E.C.R.O. como disciplina, nos permite trabajar desde un marco teórico, desde una teoría, que permanentemente se encuentra sistematizada y relaborada a partir de nuestras prácticas e intervenciones.

Saber leer la realidad, también es saber contrastarla con nuestros aspectos conceptuales teóricos disciplinares, corrigiendo e incrementando los mismos. Para esto, cuando intervenimos, no debemos hacerlo con una idea a priori, o lo que es lo mismo, debemos tratar de trabajar de manera permanente nuestros saberes previos, para que no ofrezcan como obstáculos, ni epistemológicos, ni epistemofílicos.

La Psicología Social estudia al hombre en situación. De manera tal que toda intervención implica primero poder observar el campo, entenderlo, y luego recién tratar de intervenir aplicando el enfoque que consideremos más favorable. Será el mismo campo de estudio, la propia realidad quien si es inadecuada nuestra intervención nos lo demostrará con los resultados, permitiéndonos de manera permanente ratificar o rectificar nuestros conceptos, técnicas, tácticas y estrategias.

Toda intervención requiere de una planificación, que en principio podemos clasificarla según cuatro pasos a seguir: una Estrategia, que es nuestra idea respecto a lo que queremos hacer, una Táctica, que implica la acción sobre la práctica, una Técnica, que implica el cómo voy a llevar adelante esa táctica y una Logísticaque tiene que ver con los recursos que contamos y con los recursos que necesitamos para poder intervenir.

Con respecto a los aspectos del E.C.R.O, Pichón Riviere hacía referencia a dos: la Superestructura y laInfraestructura.

Cuando hablamos de Superestructura, hacemos referencia a los aspectos tanto técnicos como teóricos, con los que contamos desde nuestro Esquema Conceptual. Estos aspecto son muy necesarios, pero siempre tienen que estar articulados con el aspecto de la Infraestructura.

La Infraestructura hace referencia a aquellos aspectos personales que el operador trae desde su verticalidad. Estos aspectos son fundamentales para el Psicólogo Social, porque le permite intervenir desde el pensar, pero también desde el sentir. En Psicología Social hablamos de una articulación entre el pensar, el sentir y el hacer. Esta articulación debe ponerse en juego cuando operamos, intervenimos con la realidad.

En este sentido, siempre recomiendo a los alumnos, que los conceptos de la Psicología Social, no sólo es necesario aprenderlos, poder pensarlos, sino de manera especial, poder vivenciarlos, porque esto nos permitirá el hacer.

Entender el padecimiento del otro implica necesariamente, poder entender el propio, pero también, poder entenderlo, comprenderlo, desde el sentir el propio padecimiento. Este mecanismos entre el pensar, el sentir y el hacer implica una dialéctica que le permite al otro saber que lo entendemos en su dolor, que sentimos su dolor, despertando en ese otro, su capacidad contenedora y reparadora. Y esto es posible porque percibe que lo entendemos y podemos sentirlo. Obviamente, este poder pensar, sentir y hacer implica ese trabajar-nos del que les hablaba anteriormente, utilizando por ejemplo la técnica de la disociación instrumental.

Es importante entonces recordar que el E.C.R.O se funda en el método dialéctico. Básicamente -no es tema de este artículo- el método dialéctico consiste en utilizar el concepto de dialéctica, como método para el análisis de la realidad poniendo siempre el foco en las interrelaciones que se producen entre los fenómenos.

Para la Psicología Social, la dialéctica es una teoría y un método que se aplica para entender la realidad de manera general y en particular, al trabajo con los grupos.

En realidad, para la Psicología Social, la dialéctica es mucho más que un método para observar la realidad. Implica una actitud, un posicionamiento actitudinal frente al mundo y los otros.

Grupo operativo cooperante

Esta realidad compleja siempre se presenta con contradicciones, nunca es estática, siempre cambiante. Pero cuidado, la realidad siempre es dialéctica, independientemente que nosotros apliquemos o no el método. De manera tal que, la idea es siempre poder trabajar esas contradicciones.

Algunas de las contradicciones más comunes que advierte la Psicología Social son: Mundo interno / Mundo externo, Individuo / Grupo, Necesidad / Satisfacción, Individuo / Sociedad, Lo Nuevo y lo Viejo, sólo por citar algunas.

Para terminar, este lindo presente que nos deja el Dr. Enrique Pichón Riviere, como herramienta, como instrumento para aprender a pensar la realidad, implica no sólo una visión totalizadora de la misma y de la realidad de los grupos, sino que también implica un trabajo, un implicarse en un trabajo con nosotros mismos, que es fundamental a que realicemos para poder operar sobre la realidad y sobre los grupos. Este trabajo con el otro, pero también trabajo con nosotros mismos tiene que ver con ese aspecto operativo que el E.C.R.O determina para ser utilizado como herramienta efectiva.

Sus aspectos referenciales y conceptuales, al mismo tiempo que nos brinda “seguridades” -o no-, en tanto que operamos desde un marco teórico sólido y experiencias que destacan fundamentalmente nuestro sentir, nos permite recorrer un camino, dónde ese trabajo representa una tarea que debemos llevar adelante, pero siempre teniendo en cuenta los procesos, que justifican y dan sentido a esa tarea. Tanto la Psicología Social, como los operadores en Psicología Social, los Psicólogos Sociales, los Técnicos Superiores en Psicología Social, estamos llamados a realizar esa tarea que nos convoca y que nos legara Pichón Riviere, que es ser Agentes de UN Cambio Social planificado, a partir de nuestras intervenciones en los distintos campos, especialmente el grupal. Y recuerden siempre que, cuestionar lo cotidiano, estamos cuestionando las prácticas institucionales, pero al mismo tiempo, estamos cuestionando y desnaturalizando, las relaciones de poder.

 

E S T A M O S   E N   T A R E A.   GRACIAS¡!

Bibliografía

·         Adamson, G: La Psicología Social y el tercer milenio.

·         Adamson, G.: La Psicología de Enrique Pichón Riviere. Una perspectiva sociopsicológica.

·         Bauleo, A. et al. (1978) Psicología y sociología de grupo. Madrid, Edit. Fundamentos.

·         De Brasi, J. C.: Elucidaciones sobre el ECRO, Rev. Lo Grupal, nro.4., Ed. Búsqueda.

·         Fernández, A. Del Cueto, A.: El dispositivo grupal.

·         Fernández, A.M.: El campo grupal

·         Foucault, M.: El discurso del poder.

·         Jasiner, G.: Para pensar a Pichón.

·         Pampliega De Quiroga, A.: Origen y fundamentos en el pensamiento de E. Pichón-Rivière, Ficha Ediciones Cinco, Buenos Aires.

·         Pampliega De Quiroga, A.: «El concepto de grupo y los principios organizadores de la estructura grupal en el pensamiento de E. Pichón-Rivière». Enfoques y perspectivas en Psicología Social. Ediciones Cinco, Buenos Aires, 1986.

·         Pampliega De Quiroga, A.: Origen y fundamentos en el pensamiento de E. Pichón-Rivière, Ficha Ediciones Cinco, Buenos Aires.

·         Pampliega de Quiroga, A. Racedo, J.: Crítica de la Vida Cotidiana

·         Pichón-Rivière, E.: El Proceso Grupal Ed. Nueva Visión.

·         Romero, R.: Grupo, Objeto y teoría.

·         Sartre, J.P.: Crítica de la Razón Dialéctica, Tomo 1, Ed. Losada.

·         Zito Lema, V. (1976), Conversaciones con Enrique Pichón Riviere. Sobre el arte y la locura. Cap.: «La Psicología Social. Sus fundamentos. El esquema conceptual, referencial y operativo», Ediciones cinco, Bs. As., pp. 103-114.

Gustavo Juan Pérez Zabatta, Psicólogo Social, especializado en temas de Gerontología. Docente CPSA –  Centro Psicosocial Argentino.

 

 

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22 comentarios sobre “GRUPOS, ROLES, TAREA, ECRO

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