Por César Covi
Pcia. De Córdoba
“Hoy en la profundísima crisis del sistema capitalista, desde una condición de sujeto y un consecuente criterio de salud, es tarea para los Psicólogos Sociales, como planteaba Pichón Rivière, no solo a la indagación, sino el posicionamiento y una práctica comprometida con los sectores sociales más agredidos por este modelo patogénico. Sectores que en nuestro país rescatan y recrean múltiples formas de vínculos solidarios, a la vez que fortalecen su identidad y potencian su dignidad, con el eje del derecho a la palabra, el trabajo y la justicia. En esa práctica, no solo se diseñan lineamientos de un nuevo proyecto social, sino también, innovadores modelos de asistencia y promoción de la salud. Allí la Psicología Social tiene un espacio para nutrirse y aportar…” (Prof. PS Ana P de Quiroga).
Enrique Pichón Rivière, su actividad pionera y su producción teórica, han influido largamente en el pensamiento científico, económico, social y cultural de la Argentina y Latinoamérica, convirtiéndose en un pensador moderno y vanguardista de nuestro país. En la actualidad, es demandada la mirada Psicosocial para analizar lo que parece ser la configuración de nuevos sujetos sociales, que conllevan como consecuencia a nuevas formas de construcción vincular, nuevas concepciones de construcción subjetiva y nuevas formas de percepción de la realidad que decantan en nuevas formas de hacer y nuevas y futuras patologías de salud. Los grandes cambios que atravesamos, presentan en diferentes partes del planeta un enfrentamiento a las estructuras y formas de dominio de la globalización y la tecno digitalización, creando nuevos vacíos de conocimiento, nuevas aperturas a construcciones colectivas, incluyendo sectores capitalizados y calificados en temáticas a fines y excluyendo otros sectores sociales, condenándolos a su retraso o imposibilidad de reinserción, contribuyendo a la creación de fuertes desigualdades. Así vemos la restricción en el acceso a la educación de poblaciones vulnerables, el acceso a la salud, el creciente desempleo y cierre de empresas y comercios, la conflictiva adaptación de los docentes, de los trabajadores frente al cambio organizacional, a la sociedad toda en un proceso tan grande de modificación cultural. También es importante analizar los proyectos micros en los que pueden estar involucrados los Psicólogos Sociales y los proyectos macros que se dirimen en políticas públicas. El poder pone en juego los recursos con que cuenta el grupo o la comunidad en relaciones intergrupales e intragrupales específicas, y este poder tiene un efecto sobre las mismas relaciones sociales. Así, una Psicología Social comprometida debe definir su acción en contribuir a crear mayores espacios de autonomía a personas y grupos, que los haga más dueños de su propio destino. Es decir, el problema no radica exclusivamente en los efectos de las relaciones sociales asimétricas, sino también, en su forma de configuración y empoderamiento de la realidad que les toca vivir. ¿Cuál es entonces el papel del “agente externo de cambio” para contribuir a potenciar los recursos de las comunidades o grupos? ¿Cómo se establece la relación entre teoría y práctica?
¿Qué tipo de relaciones se establecen entre entre los Psicólogos Sociales y los pobladores? ¿Qué responsabilidades se asumen? La reflexión acerca de las concepciones de salud mental y su rol en la vida social pueden operar como hilo conductor para penetrar en ese campo al que se ha caracterizado como complejo y difuso, y del que podemos afirmar también equívoco y confuso, en tanto escenario de controversias teóricas e ideológicas, a la vez que fuertemente impactado por vertiginosos procesos de crisis y transformaciones de la vida social, y su incidencia en la subjetividad. Estas transformaciones y sus efectos subjetivos generan nuevos interrogantes y demandas, lo que implican a sujetos, grupos y organizaciones, así como a los referentes institucionales y los marcos teóricos. Estamos ante hechos que nos muestran la emergencia de nuevas formas de vinculación, nuevas modalidades de significarse a sí mismos y al otro, y también de nuevas patologías. Estas se ligan al pánico, la sobreadaptación, el narcisismo y la autodestrucción. En una de sus formulaciones más difundidas E. Pichón Rivière identifica la salud mental con la adaptación activa a la realidad, lo que implica relación con el mundo en términos de aprendizaje, transformación recíproca en función de necesidades. Es por eso, que en algunas de sus definiciones más significativas, Pichón sostiene: “el sujeto es sano en tanto aprehende la realidad en una perspectiva integradora y tiene capacidad para transformar esa realidad transformándose a la vez él mismo… esta activamente adaptado en la medida en que mantiene un interjuego dialectico con el medio”. Siendo ese interjuego lo que hoy vemos obstruido en diferentes ámbitos de acción cotidiana, revalorizando la teoría y dando al campo de acción de la Psicología Social ante esta situación de crisis, un mayor margen de aplicación, siendo múltiples espacios los que necesitan generar dispositivos que faciliten el desarrollo saludable de sus miembros y su adaptación activa, por ejemplo: los prestadores de servicios de salud y sus carencias, el trabajador en las empresas, el cambio en la organización interna y su adaptación al medio, los nuevos formatos del educador en las escuelas y los alumnos como consecuencia y las instancias de crisis que se originan como consecuencia, la tercera edad ante el ataque inminente del contexto y su adaptación activa a la virtualidad, la virtualidad en la forma de coordinar grupos y equipos de estudio y trabajo, los grupos de profesionales u/o oficios que necesitan repensar nuevas formas de hacer su trabajo, las manifestaciones culturales, la organizaciones de los sectores sociales más vulnerables, la desestructuración obligatoria de Instituciones Públicas o Privadas. Y también otras múltiples problemática sociales que se encuentran potenciadas y hacen a la vida diaria dentro del cotidiano: la violencia de género, la violencia familiar, la vulneración de derechos del niños, el apoyo educativo, el potenciamiento de consumos problemáticos, el incremento de las significaciones de violencia, el aislamiento, la soledad y la depresión que decantan en suicidios, el embarazo adolescente, la deserción escolar, la precarización laboral, la exclusión social, etc. Estamos en un periodo de potenciamiento del trabajo interdisciplinario y en red con múltiples profesionales, que beneficia y facilita el desarrollo y la aplicación ética y deontológica del Psicólogo Social. Nuestro saber hacer con grupos. Configurándose en una actividad transformadora en relación dialéctica mutuamente modificante con el mundo, relación ésta que tiene su motor en la necesidad, y donde el hombre solo satisface sus necesidades socialmente. El hombre no es solo un sujeto relacionado, es un sujeto producido en una praxis. La aplicación de la Psicología Social a lo largo de Argentina, Latinoamérica y el mundo viene tomando cada vez más peso en su aplicación. Gracias a ésta gran herramienta de trabajo tenemos la posibilidad de repensar los espacios de intervención, indagando en múltiples necesidades que hoy frente a la situación de crisis, extienden nuestras fronteras de aplicación, dándonos un gran margen de desarrollo. Analizar los dispositivos de intervención y su adaptación a la virtualidad es un tema de análisis individual de cada profesional en base a sus necesidades e intereses de desarrollo. No es menos importante destacar que la virtualización de la vida cotidiana, es un eje sobre el cual el Psicólogo Social debe indagar y adaptar las formas de trabajo. Es imprescindible el contacto directo, la interacción cara a cara, la calidez de los espacios de intercambio presenciales, pero si vemos la necesidad de una readaptación activa y el camino es la virtualidad, no debemos cerrar puertas a un intercambio que puede llevarnos a otros puertos donde también podamos seguir con este arduo trabajo de difundir la Psicología Social Pichoneana y el gran labor que desarrollan los profesionales en la materia. Cierro con una pregunta que nos tendremos que realizar nuevamente quizás, dentro de un corto periodo de tiempo: ¿Cuáles son las nuevas necesidades desde donde puede aportar su valor profesional el Psicólogo Social?
Fuentes referenciales: 1. Crisis, procesos sociales, sujeto y grupo. Desarrollo en Psicología Social a partir del pensamiento de E. Pichón Rivière. Ana P. de Quiroga. 2. Psicología Social en las Organizaciones. Estrategias, tácticas y técnicas para el cambio organizacional. Carlos R. Martinez. 3. Revista: Psicología Social para todos. Edición 19. Junio 2010. 4. La psicología Social y el tercer milenio. Gladys Adamson.