Lauren Simonutti
La comunicación en grupos
Pasaremos ahora, una vez vistos los elementos con que expondremos sobre la estructura de comunicación, a observar las diversas formas o redes que esta estructura adopta.
Decíamos que el código es la forma que adopta un mensaje para ser transmitido. Ahora agregamos que una vez encodificado, el mensaje necesita de un vehículo que lo transporte hasta el receptor: a este vehículo se lo denomina canal. En líneas generales, y en una primera aproximación, podemos decir que la atmósfera fue el vehículo o canal que llevó el mensaje desde Juan a Pedro; también que este texto, sus páginas, sus tipos de imprenta, su papel, sus tapas, etc., es el vehículo o canal que me comunica con usted; pero si usted está en La Quiaca, por ejemplo, para que este texto haya llegado a sus manos fueron necesarios avión, tren, distintos medios de transporte que -quizás- deberíamos incluir bajo la denominación de canal. Debemos restringir, en consecuencia, el concepto de ‘canal’.
Cuando un grupo tiene una tarea a realizar aparecen ciertas pautas de comunicación que las facilitan. Estas pautas de comunicación fueron analizadas por A. Bavellas y denominadas ‘canales’; estos canales configuran distintas ‘redes». Los modelos básicos de red comunicacional más conocidos son el círculo, la cadena, la Y y la rueda o radial.
En el círculo, cada persona puede comunicarse con las que se encuentran a su izquierda o derecha.
En la cadena, tres miembros pueden comunicarse hacia derecha e izquierda, pero aquellos que se encuentran en las posiciones iniciales y final, sólo pueden hacerlo hacia uno de sus lados ,de tal manera que la red no se encuentra cerrada (si el señor A o el señor E desean comunicarse mutuamente, el mensaje tiene que pasar necesariamente por otras personas con las posibilidades de distorsión que esto significa).
En la rueda existe una figura central (el señor C) que puede pasar a ocupar un liderazgo grupal en función de su posición, ya que tiene la posibilidad de emitir, como de recibir, mensajes de los demás miembros que, por su parte, sólo pueden comunicarse con éste.
En la ‘Y’, dos personas pueden comunicarse hacia derecha e izquierda (los señores C y D), mientras que aquellos que ocupan posiciones periféricas sólo pueden hacerlo hacia uno de sus lados, de tal forma que esta red tampoco se encuentra cerrada (si el señor A o el señor E desean comunicarse mutuamente, el mensaje tiene que pasar necesariamente por otras personas con las posibilidades de distorsión que esto significa).
Como hemos dicho, estos modelos de red son básicos, elementales y abstractos, ya que en los grupos de discusión las redes se complejizan. En su forma pura sólo las encontramos en situaciones tales como las experiencias de laboratorio, pero las injerencias que se aplican a las mismas continúan teniendo validez para sus derivados. Así, la forma como el grupo encare la tarea estará íntimamente relacionada con el tipo de red que predomine.
El círculo será activo, desprovisto de líder, desorganizado y errático en un primer momento, pero con el tiempo emerge un liderazgo, disminuyen los errores y aumenta la velocidad de resolución de tareas; ésta es la red que posee la moral más alta, ya que gratifica a sus componentes en la medida que permite un amplio grado de participación; ante un cambio de tareas que requiera una nueva adaptación es también la que se adecua más rápidamente.
La red pose menos errores y resuelve a que emerge rápidamente un liderazgo entre las personas que ocupan posiciones centrales (C, D) La rueda es menos activa, tiene un líder definido, su organización es estable y, comparativamente, de mayor eficacia en los primeros momentos; pero sus integrantes periféricos muestran un alto grado de insatisfacción por la baja participación; con el tiempo esta frustración es cada vez mayor y deteriora progresivamente la eficacia. La cadena ocupa una posición intermedia y su principal dificultad ya ha sido indicada. En general podemos señalar que para todas las redes, aquellas personas que ocupan posiciones centrales (líderes emergentes) tienen una mayor participación y satisfacción que las que ocupan posiciones periféricas.
Veamos un ejemplo. Cada una de las posiciones que componen las distintas redes tiene diversa centralidad. La centralidad, según Bavellas, es una medida empírica de la intensidad de la influencia de dicha posición en la estructura de comunicación. Observemos la red circular diseñada en esta página. Para que un mensaje emitido desde la posición ‘A’ circule por toda la red tendrá que realizar los siguientes pasos:
desde “A» hasta “B” = 1 paso
desde «A” hasta “C” = 2 pasos (porque es A-B más B-C) desde “A” hasta “D» = 3 pasos (porque A-B más B-C más C-D) desde “A” hasta “F» = 1 paso desde “A” hasta “E” = 2 pasos (porque A-F más F-E)
TOTAL = 9 pasos |
Si partimos desde la posición ‘B» obtendremos el mismo número de pasos, y así para las restantes posiciones. De modo que para que la red esté totalmente comunicada tendremos que multiplicar el número de posiciones (seis, en este caso) por el número de pasos necesarios para que cada posición se comunique con todas las demás (nueve), con lo que obtendremos un puntaje de 54. Este es el total acumulado de interacciones necesarias para que la red se encuentre comunicada. Dividiendo el puntaje total acumulado de la red por el puntaje específico de cada una de las posiciones, obtendremos la centralizada específica de cada una de dichas posiciones:
A = 54 / 9 = 6; por lo tanto, centralidad de A = 6.
La centralidad de ‘B’ será la misma, en consecuencia ésta es una red en la cual todos los participantes tienen la misma centralidad; de modo que si éste fuera -un grupo informal-, todos sus integrantes tienen la misma capacidad potencial de influencia y, en consecuencia, estructuralmente, la misma posibilidad de acceso al liderazgo.
Para otras redes, el total acumulado se obtendrá mediante la sumatoria de los puntajes posicionales específicos. Observamos la CADENA: ‘A’ tendrá una centralidad de 4, ‘B» una de 5.7, “C» de 6.7, «D” de 5.7 y, finalmente, “E” = 4. El más alto puntaje de centralidad indicará la mayor posibilidad de influencia potencial.
Observemos ahora la red ‘Y’. Las posiciones con más alto puntaje de centralidad serán “C» y luego «D». En consecuencia, aquella persona que ocupe la posición “C” será un integrante de la red con mayor posibilidad, estructuralmente configurada, de influencia y de acceso al liderazgo.
La coordinación de un grupo de discusión -a nivel de lo manifiesto- tratará de facilitar el establecimiento de una red de conexiones múltiples sobre la base de un círculo, reconociendo el liderazgo emergente: un círculo multi-conectado, en el que encontraríamos, siguiendo la denominación de Moreno, estrellas sociométricas, centros emergentes de mayor comunicación, líderes del grupo.
Los niveles de comunicación en grupos
Al analizar la comunicación humana como proceso de interacción diferenciando tres niveles:
1.- El nivel de información
Hace referencia al “qué” se transmite en un mensaje: comprende los contenidos conceptuales, informaciones. No existe comunicación entre dos seres humanos que deje de lado el aspecto informacional, la transmisión de información de uno a otro. Por ejemplo, si una persona pega una patada a una pelota, le transmite energía cinética; en cambio, si esa misma persona le pega una patada a otra, no sólo le transmite una energía, sino también una cierta información (acerca de sí mismo -que está enojado-, y de lo que piensa del otro que la rechaza)
2.- El nivel de estilo
El nivel de estilo hace referencia al “como” transmite el mensaje, a la actitud del emisor mientras comunica una determinada información. Supongamos, por ejemplo, una comunicación interpersonal; el emisor habla con determinado ritmo, con un cierto timbre, gesticula, enfatiza ciertas palabras, etc. (un buen actor de escuela es capaz de dar a la frase “esta noche” aproximadamente medio centenar de inflexiones y en consecuencia, sentidos distintos) El ‘estilo’ es, en última instancia, una comunicación sobre la información, ya que nos indica cómo debemos interpretarla, coloreándola emocionalmente.
3.- El nivel de intencionalidad
El nivel de intencionalidad hace referencia al vínculo que en función del objetivo perseguido, se establece entre comprometidos en el acto comunicacional. Es él (para qué”) del acto. Pero este “para qué” debemos analizarlo desde dos perspectivas: por ejemplo, un emisor dice algo (nivel informacional), de una determinada manera (nivel de estilo) para:
- Lograr un determinado objetivo grupal, explícito (nivel de intencionalidad manifiesta).
- Establecer una relación específica con él o los receptores (nivel de intencionalidad no manifiesta, relativo al vínculo).
Veamos un ejemplo: un jefe autocrático de oficina ordena a uno de sus empleados “alcánceme esas planillas”. De acuerdo al nivel informacional analizamos el contenido conceptual explícito: el emisor pide al receptor que ejecute determinada acción, la de alcanzarle ciertas planillas.
En el nivel de estilo, podemos observar cómo ha dicho esa frase: en un tono imperativo, agresivo, brusco, con el ceño fruncido y acompañado de gestos enérgicos.
En el nivel de intencionalidad manifiesto nos remitimos al objetivo grupal explícito de dicha acción: por ejemplo, necesitar las mismas para pasar ciertos datos numéricos a su propia superioridad.
En el nivel de intencionalidad no manifiesta prestamos atención al vínculo establecido entre emisor y receptor: el jefe autócrata ha solicitado las planillas de una manera agresiva, peyorativa, etc., para establecer, mantener y convalidar una relación autoritaria de ‘dominio-sumisión» con su empleado, en la cual ambos ocupan posiciones asimétricas, no igualitarias, de tipo “jefe arriba mandando, empleado abajo obedeciendo”.
Como podemos observar, la conjunción de estos tres niveles es una herramienta eficaz para el análisis de la comunicación grupal, ya que nos permite rescatar el significado total de la acción en la que los comunicandos están comprometidos.
Para finalizar el análisis de la estructura de la comunicación podemos señalar una serie de axiomas fundamentales.
En primer lugar, podemos afirmar que, entre dos o más personas que constituyen un grupo, es totalmente imposible no comunicarse.
En segundo lugar, que en toda comunicación existen dos aspectos: uno corporal, gestural-postural, de tono y timbre, que se ha denomina “analógico”, y otro de información conceptual transmitida a partir de símbolos significativos (el lenguaje es un sistema de símbolos sonoros significativos y la escritura es un sistema de símbolos gráficos significativos), al que se ha denominado “digital».
Podemos decir que casi todas las operaciones aritméticas se fundamentan en el hecho de “contar». Así, las máquinas de calcular son máquinas de ‘contar’ que manipulan señales en forma de ‘números’, o sea de unidades discretas, discontinuas, cuyo valor está dado fundamentalmente por la posición que ocupan y la relación que establecen.
El lenguaje humano, escrito o verbal, implica un sistema de símbolos significativos cuyo valor está dado fundamentalmente por la posición que ocupan y la relación que se establece entre ellos.
Por eso se hace referencia al mismo como código de tipo ‘digital».
Ahora bien, una operación puede ser realizada por una máquina -por ejemplo, una palanca-, donde magnitudes físicas representan números; se hace obrar mutuamente estas magnitudes de acuerdo al tipo de problema a resolver. El resultado de la acción es, simultáneamente, la solución del problema matemático. Se representan operaciones con números por medio de procesos físicos, es decir, procesos continuos. Esto ha sido denominado ‘principio analógico». La comunicación postural-gestural representa por medio de procesos físicos, continuos, las unidades discretas de la comunicación mediante símbolos significativos. Por eso se hace referencia a este tipo de código como “analógico».
En tercer lugar, podemos afirmar que en toda comunicación no sólo se transmite una información determinada sino que, también y simultáneamente, se impone una conducta. Estas dos operaciones hacen referencia a los aspectos de contenidos y relacionales de la comunicación, los que hemos visto reflejados en los tres niveles recientemente analizados.
En cuarto lugar, estipulamos que el aspecto relacional clasifica, en última instancia, al contenido, ya que el aspecto racional comprendido por los niveles de estilo o intencionalidad- es también una comunicación sobre la información.
En quinto lugar, si toda comunicación implica un contenido y una relación, y si en toda comunicación existen aspectos analógicos y digitales, podemos esperar encontrar que estos dos modelos de comunicación no sólo existan uno al lado del otro sino que se complementen en cada mensaje; así, los contenidos se expresarán fundamentalmente en forma digital, mientras que la relación se establecerá fundamentalmente a través de los aspectos analógicos.
En sexto lugar, debemos agregar que la naturaleza de las relaciones entre los sujetos comunicantes es contingente con el ordenamiento de las secuencias comunicacionales entre los mismos. Así, en algunos casos, el orden de la secuencia comunicacionales (interacciones que se verifiquen entre los sujetos) determinará la naturaleza de las relaciones entre los comunicantes; en otros casos se determinará el orden de las secuencias comunicacionales (o interacciones que se verifiquen entre los mismos) Para entender este axioma vamos a recurrir a las matemáticas. Supongamos la siguiente sumatoria:
S = A + A – A + A – A + A
si colocamos paréntesis, el resultado será distinto:
S = (A + A) – (A + A) – (A + A)
y si, manteniendo las mismas unidades discretas, modificamos el orden de los paréntesis, obtendremos otro resultado:
S = A + (A – A) + (A – A) + A
Ahora ilustraremos lo anterior mediante un conflicto de pareja. El marido ha tenido una discusión con su jefe en la oficina; llega a la casa, cierra la puerta de un portazo y la mujer, que ha escuchado el portazo, le dice:
-¿Qué haces?
-¿Está la comida? -responde él.
Ella lo mira, hace un silencio y le dice:
-Vos siempre el mismo.
-Yo sólo te pregunté si está lista la comida.
-Y yo te aclaro que vos sos siempre el mismo.
Y observamos atónitos que él le pega y ella decide abandonarlo e iniciar una separación. Allí ella cuenta lo sucedido:
“Mi marido llegó a casa, dio un portazo y me preguntó si estaba lista la cena: yo traté de calmarme, de aguantarme el portazo y aclararle la situación, que así no podíamos seguir. Entonces, le dije que era siempre el mismo. Que se peleaba con su jefe y descargaba en casa. Pero a él no le importó lo que yo podía decir y volvió a insistir, preguntando si estaba lista la cena. Yo me aguanté esta nueva agresión e intenté aclararle nuevamente para que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, pero es un enfermo que necesita descargarse conmigo, entonces me dio una trompada y ahí no lo aguanté más.» El marido, por su parte, afirmó:
“Llegué a casa nerviosa y se me escapó un portazo; entonces se acercó mi mujer y empezó a pelearme diciéndome que soy siempre el mismo, insistiéndome que soy un cobarde porque no me le animo a mi jefe, que me basurea permanentemente, ella quiere que yo le haga ‘pata ancha’, entonces me agrede. Yo le aclaré que sólo le preguntaba si estaba lista la cena, ya que quería airearme un poco antes: pero ella insistió con que yo soy siempre el mismo; y si ella estaba buscando una pelea, al fin la encontró, porque con un jefe me basta y me sobra.”
Este es un ejemplo bastante complejo, porque hay motivaciones cruzadas y proyecciones múltiples -sobre todo esto volveremos más adelante-, pero nos permite observar cómo cada uno de los integrantes de la pareja ‘colocó los paréntesis» en distintos lugares, puntualizando la discusión de distinta manera y sacó disímiles consecuencias. La puntualización de las secuencias interacciónales entre ambos comunicando será contingente con la relación establecida entre ellos, y viceversa, esta relación -según esta escuela, la de Palo Alto- será contingente con la puntualización o segmentación de la comunicación entre ambos.
Así, la naturaleza de las relaciones de los sujetos comunicando de un grupo es contingente con el ordenamiento de las secuencias comunicacionales: en algunos casos, el orden de las secuencias de interacción determinará la naturaleza de sus relaciones; y viceversa, la naturaleza de las relaciones determinará el orden de las secuencias, es decir el proceso de interacción grupal.
Extraído de: milnovecientossesentayocho.com
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Excelente apunte
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Gracias Claudia!! Ya viste nuestra convocatoria para enviar aportes?? No olvides suscribirte para recibir todas nuestras notas directamente en tu e mail para no perderte nada!!
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