Pandemia y Psicología Social

P.S. Alejandro Simonetti

Si la definición de Psicología Social de Enrique Pichon-Rivière es “ciencia de las interacciones orientada al cambio social planificado”, “cuyo objeto de estudio es la relación dialéctica entre fantasía inconsciente y estructura social”, la Psicología Social encarará el tema de la pandemia, epidemia a nivel mundial, desde la relación entre las emociones y conductas que provoca la pandemia en las personas y los efectos que produce en la estructura social del sistema mundial.

El ser humano, según Pichon-Rivière, es un “hombre (persona) en situación histórico social” y su conducta deberá ser comprendida dentro de la policausalidad de su circunstancia (su genética, el desarrollo de su embarazo, las características de su parto, las influencias de su grupo familiar, la disposición básica resultante de esas causas, los hechos y elecciones libres de su vida cotidiana, la cultura del lugar donde nació o vive y los hechos que están ocurriendo en su entorno), en juego dialéctico con su núcleo de identidad, resultante de su manera personal de vivir las situaciones de confusión y su manera de salir de ellas dividiendo sus partes (posición esquizoparanoide)  e intentando integrarlas en una posición superadora (posición depresiva), utilizando los mecanismos de supervivencia aprendidos en la primera infancia.

Cada persona tiene, como resultante de los múltiples factores mencionados, una estructura característica dentro de la pluralidad de posibilidades y reaccionará ante cada nueva situación de una manera correspondiente a esa estructura, pudiendo, a través de su compromiso libre con los otros, movilizar esta estructura, produciendo en ella cambios que serán parte del cambio social que la Psicología Social intenta planificar.

La situación especial de una pandemia, en que las posibilidades de contraer una patología son múltiples y se abren a todos los integrantes de la especie humana, producen en cada persona emociones y conductas que corresponden a su estructura psíquica y se enfrentan a las influencias de su estructura social: las leyes positivas y las creencias sociales de la cultura en la que desarrolla su vida, la concepción de salud y enfermedad de su cultura, su orden de los valores, la relación entre sus clases sociales, la situación económica por la que está pasando la sociedad en la que vive, su ciudad  o pueblo, su clase social, su familia y muchos otros factores sociales que entran en juego con sus factores psíquicos organizados por su fantasía inconsciente o relato intrapsíquico.

Este juego de factores, intrapsíquicos y sociales, condiciona una multitud de diversidades personales ante el fenómeno social de vivir en una pandemia: la propuesta de Pichon-Rivière es respetar estas diversidades y tratar de que, en lugar de provocar confrontaciones que agraven la situación, se complementen para enfrentarla desde puntos de vista que confluyan en una planificación crecientemente eficiente, lo que él llama un cambio social planificado, en principio a nivel de grupos familiares o de trabajo.

Un núcleo de identidad que ponga principalmente lo malo en el mundo externo y lo bueno en el propio cuerpo complementará otro que tema especialmente contagiar lo malo del propio cuerpo a los otros presuntamente sanos. Los predominantemente analíticos complementarán, con su análisis detallado de la situación, a los que tienden a ver la totalidad de ésta y los que ponen el acento en el proyecto destinado a precaverse en el futuro tendrán el soporte de los que lo ponen en la verificación del presente. Los dotados para influir en la conducta de los otros, en esta propuesta de complementación, usarán su capacidad para estimular esa complementación y tratar de promover, en los vínculos entre las personas, la aceptación de las inevitables diversidades y la planificación de actividades que impone la restricción a la comunicación necesarias para defenderse de la pandemia,  en un intercambio en que los vínculos buenos, de ternura, reciprocidad y amparo, predominen sobre los vínculos malos, de crueldad, dominación y marginación, que, en la teoría de Pichon-Rivière coexisten y se contraponen dentro de cada uno de nosotros y en nuestros grupos, organizaciones y comunidades.

Esta manera de encarar la realidad opone la actitud materialista y dialéctica a  la actitud esencialista e idealista.

Cuando hablamos de materialismo en Psicología Social nos referimos al materialismo metodológico, que se pone como límite, para hacer afirmaciones científicas, la verificación creciente de lo que se afirma en datos de la realidad comprobable.

No se trata del materialismo filosófico, que afirma que sólo existe la realidad material, afirmación que las ciencias positivas no pueden hacer, ya que para la ciencia es imposible afirmar que algo no existe, porque nunca habrá datos de la realidad comprobable en los que se pueda apoyar esa afirmación.

Sobre algo no material, las ciencias positivas no pueden afirmar ni negar nada, ya que está fuera de su campo de verificaciones.

Y la actitud de la Psicología Social es dialéctica, porque los datos de la realidad comprobable nos muestran que ésta cambia continuamente.

“Nadie se baña dos veces en el mismo río”,

decía Heráclito, porque la idea de río no cambia, pero el agua que pasa frente a nosotros es siempre diferente, así como nuestro cuerpo cambió respecto al cuerpo de nuestra adolescencia y las posiciones políticas de nuestro país no son las mismas que las del país que vivieron nuestros abuelos. Y lo que les pasa y lo que hacen las personas durante una pandemia no son las mismas que las que desarrollan cuando no se da este fenómeno.

“Todo cambia continuamente”

es la primera ley de la dialéctica, por lo que debemos observar continuamente lo que investigamos, para no tomar posiciones durante una pandemia, que correspondan a otro momento de la vida de una sociedad.

Nos enfrentamos a una situación nueva, un virus (“veneno” en latín) que se recubre de células de grasa que entran en nuestro organismo, para el cual no tenemos una vacuna que lo prevenga ni un tratamiento que lo cure.

Y esto pone en movimiento todos los elementos de la vida corporal, psíquica y social y comprobamos que la realidad cambiada nos obliga a tener en cuenta las características de nuestro cuerpo, que opone diferentes facilidades y dificultades a la penetración del virus, nuestro psiquismo, que reacciona de manera adecuada o inadecuada ante lo que hay que hacer para preservarnos y preservar nuestro entorno  y las características de nuestro hábitat, nuestra casa, barrio, ciudad, provincia, país, región y las otras regiones del mundo, que comprobamos que se modifican unas a otras, porque “todo está relacionado con todo”, como dice la segunda ley de la dialéctica.

Estas contraposiciones entre todo lo aprendido sobre lo corporal, lo psíquico y lo social con la antítesis de esta nueva realidad se rigen  por la tercera ley de la dialéctica: nada ocurre sin que se le oponga algo nuevo y el desafío es encontrar una síntesis, una manera de vivir que incluya y supere la realidad conocida y la novedad.

La mirada dialéctica no puede ignorar que ese movimiento tiene ritmos distintos: por momentos los cambios son parciales y cuantitativos (un poco más de esto, un poco menos de aquello) y por momentos esa acumulación produce un salto cualitativo, cuarta ley de la dialéctica: la proliferación de casos patológicos en una región hace que la llamemos epidemia y cuando esto se produce a nivel mundial hablamos de pandemia.

Una mirada esencialista e idealista se mantendría estereotipada y no tendría en cuenta estos cambios: aferrándose a la idea, a la manera de concebir el cuerpo, el psiquismo y la sociedad aprendidos, tapando la realidad con nuestras ideas, nos llevaría a conductas cada vez más alejadas de la realidad cambiante, con los daños que trae el obrar a contramano de la realidad.

La Psicología Social nos aconseja observar lo más ampliamente posible la situación interactiva existente, observando los cambios, pequeños o grandes, de la realidad, en  la que se enfrentan lo conocido y lo nuevo, preguntándonos y preguntando a los otros mediante una mayéutica continua, si las soluciones a las conductas que fueron adecuadas ayer, son adecuadas en este momento en que todo cambió.

Es decir, este existente, esta situación existente, nos exige una nueva interpretación sobre la cual construir conductas adecuadas a la realidad cambiada.

Si me estereotipo, por ejemplo en una idea de mí mismo en que es normal besarme y abrazarme con las personas que conozco y compartir el mate con ellas, tengo datos comprobables de especialistas que nos dicen que con esas conductas podemos contagiarnos o contagiar la enfermedad a otras personas y sería idealista aferrarme a esa idea de mí mismo y de lo que es bueno hacer o no  hacer.

Y lo operativo es superar momentáneamente esa idea de mí mismo y adoptar las medidas de distanciamiento y aislamiento que los especialistas aconsejan y las autoridades disponen.

Con esta actitud psicosocial dialéctica y materialista, la Psicología Social propone un continuo cambio social, no casual e involuntario, no un puro resultado de lo que se ofrece y se demanda, sino un cambio social planificado en todos los niveles, de pareja, familiar, barrial, urbano, provincial, regional y, en este caso concreto de la pandemia, una apertura de los Estados y las comunidades a participar en la planificación y cumplimiento de los cambios de paradigmas de convivencia social y económica que es posible aprender a partir de lo que vivamos y comprobemos en ella como, por ejemplo, la ampliación e integración de los sistemas de salud públicos y privados, para estar más preparados a la prevención y respuesta a este tipo de situaciones.

15 comentarios sobre “Pandemia y Psicología Social

  1. Me parece que con esta pandemia como agentes de cambios tenemos que hacer un proyento para todos poniento nuestro cuerpo yalma para sobrellevar al sujeto a una mejor calidad de vida haciendo planificando prestando el yo no discrinar a nadie todo esta pandimia tiene que ver con todo modicar la vida del sujeto y transformarla en forma cualitativa y no robotizalos si no tratar de lograr una buena prevención para eso estamos los psicolos sociales trasmitir nuestras herramientas para que se sufra menos y no afecte lo psíquico y intapsico

    Le gusta a 1 persona

  2. Este es un momento donde nos hallamos con dos caras contrapuestas. El aislamiento q nos da la sensacion de estar alejado de los demas… de sentirnos solos.
    Pero sin embargo es un trabajo conjunto, un movimiento social empatico y compartido para proteger no solo cuestiones de salud fisica sino tambien mental con resoluciones conjuntas a nivel economico para sacar adelante a la sociedad teniendo en curnta todos los estandares sociales y todas las razas como si fueran solo una.

    Le gusta a 1 persona

  3. Excelente mensaje, creo que en este tiempo en el cual nos mantiene aislados fisicamente tenemos una gran ventaja , la de poder comunicarnos a través de los medios con los que contamos y estar más cerca que nunca de nuestra gente, y transmitiendo la idea de este tiempo y los cambios que trae, siento que nuestra tarea en es tiempo es de suma importancia, como agnetes de cambio se nos llama a actura, Vamos que los nuevos tiempos traen nuevas oportunidades, les abrazo !!

    Le gusta a 1 persona

  4. Cuan difícil es sintetizar un comentario en estas circunstancias, contradicciones internas y externas constantes, así como la vida misma en cada SUJETOS, COMUNIDADES y SOCIEDADES distintas con CULTURAS diferentes, incorporar nuevos conceptos como PANDEMIA (trasciende lagos, ríos, mares, océanos, CUARENTENA (aislamiento de personas en un tiempo no especifico), y tomar conciencia del significado real del termino VIRUS (es una toxina, veneno)»QUEDATE EN CASA» «YO ME QUEDO EN CASA» como MÉTODO, como SISTEMA , otro concepto que se trastoca es la de EMPATIA cuando la realidad del otro es mi realidad, hoy la empatia ya no es ir hacia el otro, sino aislarte del otro porque de esa manera lo estas cuidando, me estoy cuidando y por ende a los GRUPOS SOCIALES donde se participa, hoy en el siglo xxi y con un poco mas de medio siglo nuestro CONO INVERTIDO están como VERTIDOS y (muy vertiginosamente vertidos), circunstancialmente e indeterminadamente, en esto quiero SUGERIR a PENSAR, a OBSERVAR e INDAGAR en la propia experiencia como persona de necesidades, de derechos y sobre todo como persona llegar a una sintisis que lleve a PLANIFICAR, RECONSTRUIR , mi mirada, formas de pensar teoricos y practicos, enfrentar emocionalmente lo mas saludable que podamos lo que la EXPERIENCIA PANDEMICA nos dejo como individuos y comunidades. Un abrazo a la distancia. Teresa Delgado Psicologa Social.

    Le gusta a 1 persona

      1. Gracias por la aceptaciön, excelentes y operativos aportes grupales que voy leyendo con la exquisitez y responsabilidad que nos compromete las circunstancias actuales.Un abrazo a la distancia.

        Me gusta

  5. No , leo todo trato de armar apenas el rompecabezas de esta nueva realidad social.
    Puedo hoy buscar en teorías y rebuscar en las noticias que me informan y desinformar todo el tiempo . Quizás en mi caso es aprovechar una realidad distinta para los demás que la mía. Y tratar de ponerme en el lugar de los otros tomando una distancia óptima. Ya que las realidades no atendidas son las más dolorosas .
    Desde la del cartonero co sus pesos diarios con hi nk os que piden comer . A ellos no sólo no tenemos contacto más que desde comedores a los que se acerca uno . Contra la gente que vive en casas que son hoteles y quizás son dos personas . En toda esa diversidad desde uno hasta el otro están tod oí s los matices . La mujer hermosa que vive en una casa gigante en la que es violentada y mal tratada y de pronto el cartonero que es buen padre amigo de su esposa y entre los dos construyen su pequeño mundo con los cuidados que pueden .
    Para mi , como psicóloga social debo reunir todo esto . Ya di dos ejemplos como para saber del abanico inmenso de diferentes realidades .
    A las que nosotros debemos ,estudiar en profundidad , con mucha empatía y simpatía y simplemente ponernos a trabajar en nuestra ansiedad en nuestros miedos . Exorcizar todos nuestros miedos y dejar los mínimos.
    Atender a los más cercanos . Y tener en cuenta que hablar entre nosotros agranda nuestro conocimiento . Pero en mi caso siento frustración cuando pienso en mis talleres en como necesita la mayoría de las personas el juntarse en un solo lugar donde son todos iguales y ahí si poder decir todo oo mal o bien que se sienten .
    A eso debo acostumbrarme muy rápido porque todo pasa rápido como el agua del rio y mi tiempo .

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario